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39 -- Centeno, aliado circulatorio


Es un cultivo que sostuvo a culturas como celtas y eslavos, por su cualidad nutritiva y su rusticidad agrícola, ya que es de ciclo rápido y se adapta muy bien a climas fríos y húmedos. Su principal virtud es favorecer al sistema circulatorio, a los intestinos, al hígado y a los diabéticos.
El centeno (secale cereale) es un grano nativo de la Eurasia templada, donde se usa sobre todo para elaborar pan y como forraje para el ganado. Su cultivo tiene menos importancia en otras regiones del mundo. Se usa también para confeccionar objetos trenzados, ya que la paja es más fuerte que la de otros cereales. Además, interviene en una proporción superior al 50% en las maltas utilizadas para elaborar whisky. Otro uso alimentario del centeno es bajo forma de copos (como la avena arrollada) que se utilizan en la preparación de müsli ó granolas (combinaciones de cereales, frutas secas y pasas).

Los seres humanos empezaron a cultivar el centeno bastante tarde, quizá hace sólo 2000 o 3000 años. Es un cereal típico de montañas, resistente a las inclemencias invernales, y muy vigoroso, que nutría a celtas y eslavos. Todavía se cultiva mucho en el norte de Europa y en Asia. Hay numerosas variedades, todas ellas de gran resistencia al frío; las más cultivadas, llamadas de invierno, están adaptadas para la siembra en otoño; otras se siembran en primavera.

CARACTERÍSTICAS NUTRICIONALES
El centeno contiene menos gluten (proteína) que el trigo, por lo cual responde peor a la acción de la levadura y la masa no retiene tanto gas al fermentar. El pan de centeno (pan negro o pumpernickel, muy consumido en Alemania) es más compacto, menos esponjoso y más oscuro que el pan de trigo. Las célebres wasabröd suecas (crackers) son hechas con centeno y resultan tan exquisitas como las tostadas que se hacen con fetas de pan de centeno.
Nutricionalmente el centeno es bastante proteico (14,8%) aunque su pobreza de gluten sugiera lo contrario. Precisamente esta carencia de gluten es su punto de fuerza; si bien es menos ligante y esponjoso que el trigo, el centeno provoca menos formación de moco y menos reacciones alérgicas. Posee buena dosis de lisina, aminoácido limitante en maíz, arroz y trigo.
El centeno tiene buen tenor de vitaminas B (B1, B2, B6, niacina, ácido fólico) y E (tocoferol), y está muy bien dotado de hierro y magnesio (con 100g cubrimos un cuarto y un tercio de nuestras respectivas necesidades diarias). También posee buena dosis de fósforo, potasio, selenio, cinc y otros oligoelementos, todo ello con bajísimo aporte de sodio.

PROPIEDADES TERAPÉUTICAS
Su alto contenido de potasio lo hace útil a la función hepática, aunque también corazón y pulmones se benefician de su consumo habitual. A diferencia del trigo, sus moléculas de almidón están encerradas en una fina trama de celulosa. Esto ralentiza su digestión intestinal, con lo cual la liberación de glucosa se hace gradual y progresiva, evitando picos bruscos y siendo bien tolerado por diabéticos e hipoglucémicos.
El centeno es recomendado en problemas circulatorios (arteriosclerosis, sangre viscosa, hipertensión, angina de pecho) y como alimento tónico, reconstituyente, laxante, hipoglucemiante, hipocolesterolemiante y protector del cáncer. Por su alto aporte de fibra, el centeno es un buen laxante y está especialmente recomendado para combatir el estreñimiento ya que favorece el tránsito intestinal. Los panificados de centeno retrasan el tiempo de vaciado del estómago, lo cual disminuye la sensación de hambre entre horas. Además su consumo también está indicado para diabéticos ya que reduce la absorción de azúcares simples, y para personas con niveles altos de colesterol en sangre ya que la fibra arrastra parte del colesterol y lo elimina por las heces. El centeno también tiene antienzimas proteicas IT e IC, antitumorales; esto lo hace recomendable sobre todo en afecciones del colon.

Su positivo efecto sobre el sistema circulatorio se debe a una suma de factores presentes en su composición: antioxidantes (tocoferol), oligoelementos (selenio, cinc), vitaminas y flavonoides (rutina). Esta combinación ejerce un efecto elastizante sobre las paredes arteriales y fluidificante sobre la sangre, disminuyendo la fragilidad capilar y la viscosidad sanguínea.

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